domingo, 7 de noviembre de 2010


Respiras. Lento. Dejando que el aire te acaricie los pulmones. Te tocas el pelo con suavidad, con delicadeza, como si con cualquier movimiento brusco pudieras romperte. Como si tu fragilidad se mostrase en todo su ser.
Hoy, entre sus brazos, te come el orgullo y tienes ganas de mostrarte soberbia e indiferente. Tan soberbia, orgullosa e indiferente como él lo ha sido contigo. Pero no. Quizás otro día.Quizás mañana lo consigas porque hoy...aferrada al contacto de su piel con la tuya...las fuerzas te fallan. Una vez más.

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