viernes, 15 de octubre de 2010

No intento ser el gran amor de tu vida, esa que te exige, te demanda y luego te olvida. Simplemente intento ser esa que disfrute cada instante, cada segundo de tu compañía. Esa que en una noche de verano bajo un cielo repleto de estrellas, encuentre en un abrazo, en un beso tuyo, la felicidad que creía perdida. No quiero ser tu dueña, tu guía, esa que te dice lo que tenes que hacer y luego te margina. Simplemente intento ser esa que te quiera y te mime.

Esa que en una madrugada de desvelo, feliz, extasiada, intensamente disfrute de la paz de tu rostro mientras duermas... No me interesa ir de visita por tu vida, ser la gran dama que te llene de cosas por fuera y por dentro te vacíe. Sólo intento ser la que te provoque una sonrisa, esa que cualquier día poniéndose romántica, enmarque la belleza de tu rostro y le escriba un poema.

No me gustaría ser esa que de rodillas suplique por tu amor, esa que te torture y lastime con su fuerte obsesión. Solamente ansío ser aquella que naturalmente desees, esa que en una impensada y casual noche por primera vez, sea dueña de tu confianza, protagonista sin ninguna restricción de la completa entrega de tu pasión.

Sólo intento ser aquella que te pueda enseñar: que quizás exista el amor eterno, que tal vez la felicidad tenga dueño, que cada instante compartido puede ser un mágico sueño del que no se quiere despertar...

Sólo pretendo ser únicamente yo, esta loca perdida que te quiere, esta, que no se anima a decir sin miedos todo lo que siente...

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