viernes, 15 de octubre de 2010

Muchos dicen "entregarse al destino", pero ¿es realmente entregarse al destino? o es más un, entregarse a vivir la vida sin límites de la razón? Cuando más libre vivimos, sin estructuras, sin presiones que soportar, sin restricciones propias, es cuando el destino nos "envía" determinadas personas/trabajos/oportunidades. Muchas veces nos llega antes ó después, pero la cuestión no es cuando nos llega, ni tampoco porqué. El problema es saber buscarle la vueltas, y aceptar algo así tal como nos llegó y aprovecharlo, al máximo. Sea malo o bueno. Sí llegó a nosotros, es porque nos tenía que llegar. El destino es así. Nos da, nos quita, nos ciega, nos cierra. Pero nunca nos reprocha, somos nosotros que le reprochamos cuando "algo no nos conviene", y porque? Porque estamos empeñados en que el destino nos tiene que enviar ese algo que nos sirva ahora, ya. Y no es así. Por más ciegos que estamos en que lo queremos, si no nos tiene que llegar, no va a pasar. Cuesta entregarse a vivir la vida sin límites de la razón, aceptando que cuando se nos da blanco, hay que aprender a combinar el blanco con el resto de los colores básico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario